En medio de la Segunda Guerra Mundial, el coronel Hogan y sus hombres fueron capturados como prisioneros de guerra por los alemanes. No obstante, debido a la torpeza de los germanos (dirigidos por el coronel Klink), ellos son capaces de llevar a cabo una operación de espionaje y sabotaje en la misma prisión, sin levantar sospechas entre los carceleros.