Mueren de un disparo tres hombres y un niño de ocho años en cuestión de minutos. Los miembros de la familia corren a esconderse por miedo a ser los siguientes. A las autoridades les cuesta hallar a sus objetivos, pero finalmente se hace justicia. Anna y Celia ser reúnen, se lamen las heridas y, por fin, el culto se disuelve.