Tras la derrota de la armada invencible, Cervantes recorre la geografía española como recaudador de impuestos, oficio que le lleva a dar con sus huesos en la cárcel en más de una ocasión. En la prisión de Sevilla se encuentra con otro prisionero ilustre, Mateo Alemán, y conoce a toda clase de pícaros, tahúres y facinerosos. Mientras, va escribiendo 'El Quijote'. Cuando sale de la cárcel le espera su fiel Ginés y juntos emprenden viaje a Esquivias, a casa de su mujer Catalina.