Anaís organiza una fiesta pero no viene nadie, porque no tiene amigos ni habilidad para lo social. Gumball y Darwin la ayudan a inventar un amigo imaginario que, para su sorpresa, se les aparece frente a ellos. Gumball y Darwin les enseñan a Anaís y a su nuevo compañero a hacerse amigos, pero pronto se dan cuenta de que el podría no ser tan imaginario en realidad.