Montalbano despierta un día con la noticia del asesinato de un tunecino al que dispararon en la cabeza cuando se encontraba a bordo de un barco de pesca de otra población. Este asunto parece no preocupar mucho al comisario, ya que no tiene claro que le corresponda a él resolver el caso. Es entonces cuando aparece también el cuerpo de un hombre (el señor Lapecora) asesinado en un ascensor, y este asesinato sí que le compete a Montalbano. El comisario pronto dará con la conexión de las dos muertes: la tunecina Karima, que está desaparecida y de cuyo hijo, François, tendrá que hacerse cargo Montalbano. Y, como siempre, tendréis que leer el libro para saber cómo resuelve todo este berenjenal este famoso comisario. Ya sabéis que os recomiendo, y mucho, esta serie de libros; están muy entretenidos. Además, de esta tercera entrega, me ha parecido muy divertido el personaje del señor Cosentino, un guardia jurado que vive en el mismo edificio que Lapecora y quien lo encontró muerto.