El 4 de mayo de 2017 aparece un coche quemado en uno de los caminos de un pantano. En el interior del vehículo localizaron los restos de un cuerpo calcinado. El coche pertenecía a Pedro Rodríguez, un agente de la Guardia Urbana de Barcelona. Oficialmente, no constaba como desaparecido. Los Mossos d'Esquadra reconstruyen sus últimas horas de vida y comenzaron a encontrar incongruencias en las declaraciones de las personas más cercanas al desaparecido.