Finalizada la guerra, España es un país devastado y aquejado de todo tipo de carencias. Solo unas décadas atrás, el país había perdido su poder colonial y también su capacidad de producción. Es entonces cuando el gobierno franquista crea el Instituto Nacional de Industria, el INI, para potenciar las industrias estratégicas para el desarrollo del país. La industria naval pasa a convertirse en un puntal estratégico para el INI, organismo encabezado por el militar Juan Antonio Suanzes. Una de sus prioridades es la creación de grandes astilleros que permitan la reconstrucción de la marina de guerra y de una flota mercantil que vuelvan a situar a España en el panorama internacional. Todo este esfuerzo acaba convirtiendo España en la cuarta potencia mundial en construcción de grandes buques en los años 70.