Todos los signos externos de la vida de Sammy Horn (Michael Des Barres) son los de un cuadro perfecto de felicidad; devoto marido, padre cariñoso y hombre de negocios con éxito. Pero Sammy lleva una doble vida: es un adicto al sexo que se guía por sus propios instintos, y es incapaz de controlarlos. Para alimentar su adicción y satisfacer su obsesión, se verá obligado a mentir a las personas que quiere y a herir a todo aquel que se preocupe por él, en una interminable búsqueda de la dosis diaria.