Argimiro y Fabricio se conocen en una clínica de la Costa del Sol y aúnan esfuerzos para poder evadir doscientos millones de pesetas hacia Melilla. Como la clínica está en proceso de expansión, necesita hacer publicidad y para ello precisan de un enfermo famoso y ejemplar. Aprovechan la llegada fortuita del diputado que preside la comisión que vigila las incompatibilidades, que vienen a curarse de un uñero, y para retenerle hasta que llegue la televisión, Argimiro y Fabricio deciden escayolarlo hasta convertirle en una estatua.