Suzy acaba de regresar a casa del hospital y necesita que la cuiden las veinticuatro horas del día. Su marido, Duncan, decide que la mejor medicina para Suzy — y un regalo de Navidad que nunca olvidará — es subirse en una rueda de la fortuna de verdad colocada en su jardín trasero. ¿Por qué una rueda de la fortuna? Porque hace muchos años, en una de ellas, Duncan le pidió a Suzy que se casara con él.