El músico Vasya cría solo a su hija, pero no tiene un trabajo permanente. Otra triste circunstancia interviene repentinamente en esta sabrosa vida: la casa de Vasya se incendia. Pronto hay una salida a una situación difícil: Vasya encuentra un trabajo a tiempo parcial y, junto con los músicos de la filarmónica local, se va de gira. Pero incluso aquí hay un fracaso: junto con su hija, llega tarde al autobús. Vasya decide que puede ganar dinero tocando el acordeón y pasar la noche en la estación. Entonces Vasya y Sveta se convierten en músicos callejeros.